Trendencias
Contenidos contratados por la marca que se menciona

+info

La polución se ha convertido en el enemigo número dos de tu piel, solo por detrás de los rayos UV. Y esta empieza a notarlo a partir de los 30 años. Descubre quiénes son tus mejores aliados en esta cruzada polution free.

¿Y si el envejecimiento cutáneo no fuera solo el resultado inevitable del paso del tiempo? Para empezar, su desarrollo y manifestación depende de factores intrínsecos y extrínsecos. Contra los intrínsecos podemos hacer poco: “Las características intrínsecas se deben al envejecimiento cronológico: variabilidad genética y mecanismos hormonales”, explica Ariadna Ortíz Burgués, dermatóloga del Hospital Santa Caterina y directora médica de Pierre Fabré Dermocosmética.

Pero, frente a los factores extrínsecos, sí. “Las características extrínsecas obedecen a factores ambientales: rayos UV, contaminación, tabaco, comida basura, alcohol, falta de sueño y estrés, fundamentalmente”, detalla la doctora Ortíz.

Todos estos factores constituyen el exposoma, un término impronunciable del que ahora hablan epidemiólogos y dermatólogos de medio mundo. Para que lo entiendas: es algo así como la suma y la interacción de los factores intrínsecos y extrínsecos, sumado a la respuesta de tu organismo a todos ellos.

Lo preocupante es que, de todos estos factores, hay uno que está destacando por encima de los otros, debido al potencial daño que causa para la salud y la piel: la contaminación. De hecho, el 92% de la población vive en un ambiente demasiado contaminado, según la OMS. Y ya es el segundo enemigo de nuestra piel.

Estamos expuestas a más de 300 sustancias contaminantes: carbón de leña para calefacción, pintura, tintes, dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre, monóxido de carbono, ozono troposférico, hidrocarburos aromáticos policlíclicos, partículas de diésel… La lista es larga. Estas partículas son tan diminutas, hasta 20 veces más pequeñas que los poros humanos, que son capaces de dañar nuestros lípidos, proteínas y ADN celular.

Un sistema defensivo insuficiente

Pero , ¿no se supone que tenemos un sistema de defensa propio que puede luchar contra todo esto? “El cuerpo está equipado con sistemas de defensa endógenos, los antioxidantes, que luchan contra las especies reactivas de oxígeno (ROS) reduciendo y neutralizando estas moléculas nocivas para el organismo.

Sin embargo, cuando la producción de radicales es anormalmente elevada, como es el caso, el cuerpo se ve superado y estos se hacen con el poder: «Es lo que se conoce como estrés oxidativo (desequilibrio entre los oxidantes y los antioxidantes)», detalla la Dra. Ortíz.

El estrés oxidativo provoca, en primer lugar, peroxidación lipídica: “Los radicales libres reaccionan con los ácidos grasos insaturados formando hidroperóxidos, unas moléculas muy inestables que producen cambios en la membrana, alteración de los niveles de calcio intracelular y intramitocondrial, y muerte celular”, según la dermatóloga.

En segundo lugar, son capaces de inhibir la síntesis de ADN y la división celular: “Llegando a protagonizar mutaciones genómicas”, advierte la experta. Y en tercer lugar, “fragilizan las moléculas de colágeno que componen la piel y disminuyen la viscosidad del ácido hialurónico autólogo”.

¿Y todo esto en qué se traduce? En que la estructura de la piel se ve debilitada y desplomada, pierde elasticidad, firmeza y densidad. Es decir, tu tez se apaga, aparecen los primeros signos de fatiga, las primeras líneas de expresión y arrugas, y la textura se vuelve irregular.

Antioxidantes a partir de los 30

El estrés oxidativo empieza a ser preocupante a partir de los 30 años. ¿Por qué? Hasta la década de los 30 tus enzimas reparadoras y tus defensas antioxidantes funcionan al 100%, pero con la edad y la exposición crónica, sobre todo a la contaminación, estas decaen y pierden eficiencia. Es hora de entrar en acción.

¿Cómo? Ni más ni menos que echándole una manita a tu organismo y elevando tus reservas de antioxidantes. «En el cuerpo humano, los antioxidantes protegen los principales componentes de la célula, neutralizando los efectos perjudiciales del estrés oxidativo», indica la experta.

Ya contamos con algunos antioxidantes enzimáticos, como el Superóxido Dismutasa (SOD), la Catalasa (CAT) o la Glutatión Peroxidasa. Unos “cazadores de radicales libres”, a menudo designados con el término inglés “scavengers” (carroñeros). «Pero la aportación exógena de otros, como las vitaminas A, C y E, es imprescindible«, asegura la directora médica de Pierre Fabré Dermocosmética.

¿Vitaminas? Mejor provitaminas

La aportación de estos al organismo puede ser por vía oral o tópica. En una dieta antioxidante no pueden faltar los alimentos frescos, de temporada, propios de la dieta mediterránea, como el aceite de oliva virgen extra, los frutos secos crudos, las frutas y verduras verdes, rojas y naranjas, los pescados azules, las legumbres, los cereales integrales y el té, que son fuente natural de antioxidantes.

Y, a nivel tópico, tienes que hacerte con fórmulas cosméticas que contengan estos tres fantásticos: vitamina A, C y E. Eso sí, no vale cualquiera, porque estas vitaminas son muy inestables, se oxidan con facilidad al contacto con el aire, el agua o la luz, y a altas concentraciones pueden producir irritación y prooxidación.

¿Qué podemos hacer entonces? Apostar por las provitaminas. “Son precursoras de las vitaminas y presentan todos los beneficios de estas sin sus inconvenientes: falta de seguridad, eficacia y estabilidad”, asegura la Dra. Ortíz.

Una vez absorbidas por la piel, nuestras enzimas cutáneas las transforman y liberan en el momento y lugar adecuados, es decir según la demanda cutánea. Además son más estables frente a la oxidación, no se degradan y son mejor toleradas por cualquier tipo de piel, incluidas las más sensibles.

  • Una provitamina de la vitamina A es el retinaldehído: “Precursor inmediato de ácido retinóico, que lo convierte en la única forma biológicamente eficaz en la piel para reactivar el metabolismo celular respetando la fisiología cutánea”, asegura esta dermatóloga.
  • Otra provitamina de la vitamina E es el pre-tocoferil: “Protege la dermis, la epidermis y la capa córnea al mismo tiempo. Es un verdadero escudo antiradicales libres que previene los daños oxidativos de las células cutáneas”.
  • Y una provitamina de la C es el ascorbil glucósido: “Un poderoso antioxidante que permite luchar contra los radicales libres sin efecto prooxidante, gracias a la liberación progresiva de la vitamina C. También tiene la capacidad de regenerar el poder antioxidante del pre-tocoferil. Juntas trabajan sinérgicamente para evitar la peroxidación lipídica”, según Ortíz.

Un botiquín cosmético antiedad

Una forma sencilla de aportar estos antioxidantes por vía tópica es asegurándote que están presentes en tus cosméticos. ¿Cuáles debes utilizar y en qué momento del día? Depende de las características de tu piel, pero a partir de los 30 años tu rutina cosmética debería estar compuesta por un sérum, una crema y un fotoprotector de día, y una crema y un contorno de ojos de noche, todos ellos incluidos en la nueva gama A-Oxitive de Avène.

Por la mañana

“Durante el día, el binomio sérum + crema con provitaminas C y E actúa como un escudo antioxidante que protege la piel del estrés oxidativo, retrasa los primeros signos de la edad y reaviva la luminosidad de la tez”, asegura la experta. Este tándem perfecto lo forman el Sérum A-Oxitive, de Avène (40,56 €) y la crema Aqua-Crema Alisadora A-Oxitive, de Avène (35,88 €).

El primero es un agua gelificada ultra ligera que, además de ascorbil glucósido y pre-tocoferil, incorpora GP4G, un energizante celular que ayuda a las células a defenderse mejor. Y la segunda también contiene provitaminas C y E: alisa ópticamente la piel y camufla la sensación de cansancio, además de incorporar ácido hialurónico de alto peso molecular de propiedades hidratantes.

No olvides terminar tu rutina de cuidados diurnos con un fotoprotector SPF entre 30 y 50, para combatir el fotoenvejecimiento que producen los rayos UV.

 

Por la noche

Es el momento de estimular la actividad celular para que la piel se mantenga joven y saludable. “La noche es el mejor momento para renovar la piel, liberarla de sus células muertas, alisar las primeras arrugas y devolverle su luminosidad con un complejo renovador que contenga provitaminas A y E”, recomienda la dermatóloga.

La provitamina A junto con la E, ambas al 0,1% en la misma fórmula, tienen este efecto renovador, tal y como sucede en el Cuidado Peeling Noche A-Oxitive, de Avene (38,22 €), que proporciona un efecto equivalente a tres sesiones de peeling.

“Los cuidados de noche con efecto peeling corrigen y ayudan a prevenir la aparición de los primeros signos de la edad y a luchar contra los efectos nocivos causados por el estrés oxidativo ambiental diario”. Por último, a partir de los 30, hay una zona que por su fragilidad y constante actividad, delata antes que ninguna otra los signos de la edad: el contorno de los ojos.

De esta manera, un cosmético específico para esta área con provitaminas A y E no puede faltar en tu rutina nocturna, como A-Oxitive Ojos, de Avène (27,30 €) que, además de provitaminas A y E al 0,05%, incorpora agua termal y ácidos grasos para reconstruir la película hidrolipídica del ojo. “Al despertar, el contorno de los ojos está más fresco y luminoso”.

Imágenes | Avène, Unsplash – Jorge SaavedraGuilherme StecanellaBranislav BelkoRoberto NicksonEric Ward.