A los 30 empiezan a disminuir nuestras reservas de colágeno, ácido hialurónico y antioxidantes, y la piel comienza a mostrar los primeros signos de la edad. Es hora de invertir en una buena rutina antiedad que ayude a proteger y preservar nuestro capital de belleza.
Posiblemente ya sepas que el sol es el enemigo número uno de tu piel y que debes utilizar protección solar todo el año, pero lo que quizás desconoces es que los expertos ya colocan en el segundo puesto del ranking de los villanos de nuestra piel a la contaminación.
Y es que las partículas en suspensión (PM, del inglés Particulate Matter), entre las que se encuentran el polvo, el hollín, el humo, el ozono, el dióxido de nitrógeno, el dióxido de azufre, el monóxido de carbono y el ozono, son tan diminutas (<10 micras) que pueden ser absorbidas por los poros humanos y generar estrés oxidativo.
Te preguntarás qué es eso. Para entenderlo mejor: “Todo agente externo provoca radicales libres, unas moléculas inestables que para mantenerse estables ‘roban’ un electrón a cualquier otra molécula del cuerpo. Aunque lo cierto es que tienen especial afinidad por las proteínas estructurales de nuestra piel: colágeno, elastina y ácido hialurónico”, explica Cristina Castillo, farmacéutica y product manager de Avène.
En este proceso ladrón para estabilizarse, los radicales libres producen “la rotura de las fibras de colágeno, disminuyen sus reservas y su calidad, además de disminuir la calidad y viscosidad de nuestro ácido hialurónico”, cuenta Cristina. ¿Traducción? Que la textura de tu piel se vuelve irregular, aparecen las primeras arruguitas y signos de fatiga, y tu tez se mantiene opaca y comienza a perder su luminosidad.
Las reservas empiezan a fallar
Hasta la década de los 30, aproximadamente, te libras de estos signos, pues tu capital de colágeno y ácido hialurónico te “salva el pellejo”, pero a partir de entonces el organismo disminuye progresivamente su producción. El colágeno lo hace a una proporción de un 1% al año, y de ácido hialurónico a los 40 años ya no te queda más que el 50 por ciento.
Tu piel empieza a mostrar los primeros signos de la edad. Suena algo dramático, pero lo bueno es que hay solución si se actúa a tiempo. ¿Cuál? “El organismo cuenta con sus propias defensas: las vitaminas antioxidantes, C y E fundamentalmente, que son moléculas que luchan activamente protegiendo la piel ante los radicales libres y refuerzan la tolerancia cutánea al estrés oxidativo”, asegura la experta.
Eso sí: estas no son suficientes para compensar todo el daño, pero podemos aportárselas al organismo externamente, de manera oral y tópica. “A nivel oral; lo recomendado es hacer una dieta lo más antioxidante posible dónde no falten los alimentos ricos en vitaminas C y E: carne, pescado, semillas, aceites, kiwis, fresas, cítricos, coles, zanahorias, tomates, pimientos, albaricoques, melón… Y, a nivel tópico, aportándole cosméticos que contengan potentes activos antioxidantes. “De todos ellos los que han demostrado una mayor evidencia científica son las vitaminas A, C y E”, asegura la experta.
Provitaminas en lugar de vitaminas
Ahora bien, estos ingredientes tienen sus luces y sus sombras: “La vitamina C es la molécula de la luminosidad, tiene propiedades despigmentantes y aumenta la síntesis de colágeno. Además, regenera el poder antioxidante de la vitamina E, de manera que ambas actúan en sinergia.
La vitamina E es el antioxidante por excelencia. Y la vitamina A estimula la renovación celular, la síntesis de colágeno y elastina”, detalla la farmacéutica. ¿Y sus sombras? Al contacto con el agua, el aire o la luz, estas vitaminas se oxidan rápidamente, son inestables y a altas concentraciones pueden llegar a ser irritantes y prooxidantes.
¿La solución? Apostar por cosméticos en cuya fórmula estén presentes como provitaminas: ascorbil glucósido (provitamina C), pre-tocoferil (provitamina E) y retinaldehído (provitamina A).
“Las provitaminas son precursoras de las vitaminas, que van acompañadas por un azúcar para que este haga de vehículo y el activo se
absorba mejor por la piel. Una vez absorbidas, nuestras enzimas cutáneas las transforman y liberan en función de la demanda cutánea. Es decir, en el lugar y momento exactos”, describe la product manager de Avène.
Resumiendo: las provitaminas son más estables frente a la oxidación, no se degradan, tienen una mayor y mejor penetración, lo hacen según las demandas de la piel y son mejor toleradas. Eso sí, siempre y cuando la fórmula vaya en envases airless, donde no pueda penetrar el aire ni la luz y sea imposible la retro contaminación.
Tu mejor rutina facial
Huelga decir que las provitaminas deberían formar parte de tu rutina cosmética, para proteger y preservar tu belleza, seguir siendo una happy treintañera, y mostrar la mejor versión de ti misma. ¿Cómo introducirlas en tu rutina diaria? Pues depende de la cronobiología de tu piel.
“La piel no tiene las mismas necesidades de día, que de noche. Por la mañana necesita hidratarse y protegerse, hay que cubrirla con un escudo protector frente a las agresiones externas. Y por la noche, le toca detoxificarse y renovarse. Es el momento en el que el flujo sanguíneo cutáneo es mayor por lo que la piel se regenera con más intensidad”, detalla Castillo.
Botiquín diurno
Primero, toca limpiar con un producto suave. “Las pieles en esta década por lo general son mixtas y necesitan productos limpiadores suaves que se retiren con agua, como el agua micelar, la espuma o los fluidos 3 en 1 (leche y tónico en uno). Algo que sea rápido, práctico y fácil de usar”, aconseja la farmacéutica.
Segundo, es hora de empezar a usar sérum. “Este tipo de cosméticos son más concentrados, aunque tienen una textura muy ligera y se absorben rápidamente por la piel”, asegura la experta.
Lo importante es que contenga provitaminas C y E para formar un escudo antioxidante que proteja la piel del estrés oxidativo, retrase los signos de la edad y reavive la luminosidad, como el Sérum A-Oxitive, de Avène (40,56 €); un agua gelificada ultra ligera que además de ascorbil glucósido (equivalente a un 15% de vitamina C pura) y pre-tocoferil incorpora GP4G, un energizante celular que ayuda a las células a defenderse mejor.
Tercero, una crema acuosa, ligera e hidratante. En la década de los 30 el binomio sérum + crema es una apuesta segura. “Ambos productos actúan en sinergia, de manera que uno y otro se complementan y potencian. Lo importante es que también contenga provitaminas C y E”, aconseja Cristina.
La textura tiene que ser muy ligera, gel-crema o cremas gelidificadas que no
dejan residuos grasos, como la Aqua-Crema Alisadora A-Oxitive, de Avène (35,88 €), que alisa ópticamente la piel y camufla la sensación de cansancio, además de incorporar ácido hialurónico de alto peso molecular, “un ingrediente fundamental para que la piel absorba mucha agua y garantizar su función barrera”.
Cuarto, siempre protección solar. Hemos empezado diciendo que el sol es el principal causante de foto envejecimiento prematuro, razón de más para aplicarse un protector diario con un SPF entre 30 y 50, haga o no haga sol.
Y por la noche
Primero, es hora de eliminar residuos e impurezas. El ritual empieza con el mismo paso que por el día; limpiando con suavidad y retirando impurezas con un producto suave para pieles mixtas: espuma, fluido 3 en 1 o agua micelar.
Segundo, una crema con efecto peeling. “La noche es el mejor momento para renovar la piel, liberarla de sus células muertas, alisar las primeras arrugas y devolverle su luminosidad. De ahí que sea conveniente hacerse con fórmulas exfoliantes que hagan un peeling superficial”, aconseja Cristina.
La provitamina A junto con la E, ambas al 0,1% en la misma fórmula, tienen
este efecto renovador. Es lo que ofrece el Cuidado Peeling Noche A-Oxitive, de Avène (38,22 €), que proporciona un efecto equivalente a tres sesiones de peeling. Además incluye agua termal para calmar y evitar las irritaciones que pudiera causar el retinaldehído.
Tercero, un contorno para luchar contra las arrugas. Al igual que la década de los 30 es idónea para iniciarnos con el sérum, deberíamos empezar a utilizar contorno de ojos con provitaminas A y E para que esas primeras arrugas no se conviertan en auténticas patas de gallo. “Es una zona que envejece antes que las demás debido a que la piel es más fina y activa, y necesita un cuidado ligero que aporte sensación de frescor”, recomienda la product manager de Avène.
A-Oxitive Ojos, de la gama A-Oxitive (27,30 €), además de provitaminas A y E al 0,05%, incorpora agua termal y ácidos grasos para reconstruir la película hidrolipídica del ojo y completar el cuidado ideal para una rutina facial de treintañera.
Imágenes | Avène, Unsplash – Anthony Tran, Candice Picard, Hichem Dahmani, Daria Litvinova