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Tu piel no tiene las mismas necesidades de día que de noche. Por la mañana se tiene que poner en modo escudo para enfrentarse a los factores medioambientales y, por la noche, debería adoptar el modo reset para detoxificarse y renovarse. Ahora, la pregunta es: ¿con qué?

A partir de los 30 años empiezan a delatarnos los primeros signos del envejecimiento. Las llamadas patas de gallo comienzan a abrirse paso en las órbitas oculares y las primeras líneas de expresión anuncian su instalación en la frente. Incluso podemos tener imperfecciones debido a un acné sufrido en la adolescencia o a uno que amenaza con instalarse en plena madurez, y que hace que tengamos los poros muy dilatados y algunas cicatrices.

De todo esto tienen la culpa una serie de cambios internos y externos. Entre los primeros, “nuestras reservas de colágeno y elastina, sustancias estructurales de la piel que la dotan de elasticidad y firmeza, empiezan a disminuir a partir de los 25 años y esto hace que nos empiecen a salir arruguitas y líneas de expresión”, asegura Isabel Carbonell, directora regional de formación de Pierre Fabré.

Y, entre los segundos, estarían el sol, la contaminación, la luz azul, la comida basura, el alcohol, el tabaco, el estrés, la falta de sueño y el uso de cosmética inadecuada. De hecho, el 92 % de la población mundial vive en un ambiente demasiado contaminado, según la OMS (Organización Mundial de la Salud). Así, no es extraño que “a partir de los 30 años, nuestra piel haya perdido luminosidad, tengamos una tez apagada y cetrina, con una textura irregular y una menor elasticidad”, asegura Carbonell.

Antioxidantes contra el estrés oxidativo

La ecuación es sencilla: a más fuentes productoras de radicales libres, mayor estrés oxidativo. “Nada se resiste a los radicales libres. Provocan la destrucción de las células, inhiben la síntesis de ADN y la división celular, alteran los cromosomas… Todo esto se traduce en transformaciones irreversibles, fragilidad del colágeno y la elastina, disminución de la viscosidad del ácido hialurónico, y envejecimiento prematuro y acelerado”, aclara la directora regional de formación.

Por suerte, la solución también está en nuestras manos si sabemos elegir la rutina dietética y cosmética adecuada. Porque aunque nuestro organismo dispone de sus propios antioxidantes (superóxido dismutasa, catalasa, glutatión peroxidasa), fabricados por las células para hacer frente al estrés oxidativo, con el paso del tiempo y la exposición continuada a los factores extrínsecos (sol, contaminación, comida basura, estrés…) son insuficientes. Y es necesario que se las aportemos a través de la dieta, los suplementos y los cosméticos.

Rutina cosmética según el momento del día

A nivel dietético, es importante seguir una dieta lo más antioxidante posible, rica en frutas, verduras y hortalizas, legumbres, frutos secos y semillas, carnes blancas, pescado, huevos, yogur, kéfir, queso y té verde. Cuánto más color estés introduciendo en tu dieta, más antioxidantes le estarás aportando.

Y, a nivel cosmético, se deben elegir los activos correctos y aplicarlos en el momento del día que tu piel más los necesita. Es decir, cosméticos adaptados a la cronobiología o ritmos de tu piel. “Por la mañana, la piel tiene que luchar contra los agentes que aceleran la producción de radicales libres (sol, contaminación, estrés…). Hay que cubrirla con un escudo que la proteja y le proporcione una profunda rehidratación. Por la noche, la piel descansa, se activa el metabolismo celular y el flujo sanguíneo es mayor. Hay que aplicarle un cuidado que acelere el proceso de renovación, que la ayude a detoxificarse y regenerarse”, aconseja Carbonell.

Por el día toca proteger e hidratar

Vamos por partes. La jornada empieza por la mañana y, en este momento, tienes que limpiar la piel, protegerte de la contaminación y el sol, fundamentalmente, e hidratar.

Sin limpieza no hay belleza

“Puedes tener la decoración más maravillosa del mundo en tu casa, que como no tengas el suelo limpio, no va a lucir nada”, advierte esta experta. Los productos de limpieza hay que elegirlos según el tipo de piel y los gustos particulares de cada una, pero, en términos generales, a los 30 años “están las fórmulas sin aclarado (loción micelar) para las más perezosas, y las que se aclaran con agua (mousse o espuma) para las que invierten más tiempo”, apunta la formadora.

Y, en cuanto al tónico, al ser un tanto astringente en pieles jóvenes, es preferible utilizar agua termal que “es más suavizante, relajante y calmante”.

 

Un sérum de defensa

A los 30 años ya es necesario introducir en nuestra rutina cosmética un producto con una concentración de activos más alta y que se centre en proteger, iluminar y alisar las imperfecciones. En este sentido, tanto la vitamina C como la E han demostrado, a través de numerosos estudios, actuar de manera sinérgica (la C regenera el poder antioxidante de la E) y ser un escudo antioxidante que neutraliza los radicales libres.

Ahora bien, estas vitaminas no están exentas de peros: “son poco estables, se oxidan con facilidad al contacto con el aire, la luz y el agua, y a altas dosis pueden ser prooxidantes e incluso irritantes”, advierte Carbonell.

Para solucionarlo, algunas casas cosméticas como Avène ya apuestan por las provitaminas. “Unas precursoras que liberan vitaminas puras en contacto con la piel, en la dosis justa, en el momento del día que ésta lo necesita y sin problemas de degradación o tolerancia”, describe la experta.

“El ascorbil glucósido y el pre-tocoferol serían las provitaminas C y E que garantizan una estabilidad superior a la de las vitaminas puras, una tolerancia óptima y una liberación prolongada en el tiempo, de manera que aseguran una protección antioxidante durante todo el día”, asegura Carbonell.

Precisamente, este binomio de provitaminas está presente en el Sérum Defensa Antioxidante A-Oxitive, de Avène (40,56 €). Un agua gelificada ligera que, además, incorpora un activo energizante, llamado GP4G, que brinda a las células la energía necesaria para defenderse.

Una crema anticontaminación

Envejecemos porque nos oxidamos. Y uno de los principales agentes que nos oxidan es la contaminación. Sus micorpartículas son tan diminutas (<10 micras) que penetran a través de la piel causando estrés oxidativo”, advierte la experta.

De ahí que, a partir de los 30 años, sea necesario hacerse con una crema con efecto escudo anticontaminación. Algo que consigue el Aqua-crema Alisadora Día A-Oxitive, de Avène (35,88 €), gracias a que incorpora provitaminas C y E, ácido hialurónico de alto peso molecular, que se queda en la superficie cutánea, y glicerina vegetal, que actúa como un escudo hidrófilo imperceptible que rechaza las moléculas de contaminación hidrófobas. Así, consigue disminuir los efectos de la contaminación en la piel hasta en un 69 %.

 

Un protector solar global

Si la contaminación es el segundo enemigo de nuestra piel, el sol es el primero y el que más radicales libres produce. Por eso, “la rutina de día tiene que terminar siempre con la aplicación de un protector solar SPF 50+ que incorpore antioxidantes como el pre-tocoferil (provitamina E) para que nos proteja frente a todo tipo de rayos: UVA, UVB, Luz Visible (que incluye las ondas azules) e infrarrojos”, aconseja Carbonell.

Por la noche, nos preocupamos de renovar

Además de limpiar a conciencia para que la piel vuelva a respirar, por la noche tenemos que ayudar a las células a detoxificarse y renovarse, sin olvidar una de las zonas más críticas del envejecimiento prematuro: el contorno de los ojos.

Limpieza sí o sí

Si hay un momento importante del día para limpiar la piel este es la noche. ¿Por qué? Acostarse sin retirar los restos cosméticos y ambientales es un pecado capital de la belleza y la salud de tu piel. Es el momento idóneo para que la piel se reoxigene, vuelva a respirar y se regenere. Y aquí, como hemos dicho, va en gustos y tipos de piel.  

 

Un contorno de ojos alisador

Si hay una zona del rostro que delata nuestra edad, esa es el contorno ocular. “Aquí la piel es más sensible, fina y frágil, y es dónde primero se marcan las arruguitas”, recuerda la formadora. Es importante hacerse con un producto de efecto alisador y esto lo consigue la vitamina A o retinaldehido, molécula antiedad de referencia, capaz de luchar contra arrugas, manchas y flacidez.

Pero tampoco está exenta de riesgos. De hecho, el uso de ácido retinóico (tretinoína) en cosmética está prohibido por su capacidad irritante y solo puede ser prescrito por médicos. En su lugar, es preferible hacerse con fórmulas que contengan provitamina A, como el Contorno de Ojos Alisador A-Oxitive (27,30 €), de Avène que incorpora retinaldehído, un precursor directo de la vitamina A ácida con una mejor eficacia y tolerancia.

“No todas las pieles toleran los retinoides, pero la provitamina A, sí”, asegura Carbonell. Un consejo: para evitar que el contorno produzca bolsas, hay que saber aplicarlo: “Con el dedo anular, que es el que menos presión hace, damos ligeros toquecitos únicamente en el hueso orbital superior e inferior.”

 

Un cuidado renovador celular

Por la noche, nuestra piel está en modo reset. Es decir, pone en marcha todos los mecanismos desintoxicantes y renovadores que tiene a su alcance para liberarse de los radicales libres del día y poder enfrentarse fresca y sana a la mañana siguiente.

Para ayudarla, necesitamos aportarle un producto con efecto peeling y activos renovadores como el retinaldehído (provitamina A) y el pre-tocoferol (provitamina E). “Si aplicamos esta combinación noche tras noche, la textura cutánea se volverá más fina, lisa y uniforme, y reavivaremos la luminosidad”, asegura la formadora. Es lo que sucede con el Cuidado Peeling A-Oxitive (38,22 €), de Avène, una fórmula densa, aterciopelada, que equivale a tres sesiones profesionales de peeling.

Imágenes | Unsplash – kevin laminto, Lucas Vicente, Bruna Branco, Ian Dooley, Sam Manns.